Puedo recordar la sensación del deseo: su luz me rompía el tacto y maniataba mis ansias. Por eso aprendí a ensayar la estática, el abandono. Pero hoy que volví a ver el rostro en la fotografía me supe derrotado: la melancolía de su gesto que ahora hiere acallaría la hermosura que hoy seas capaz de reconocer o de inventar; su lejanía, sobre todo, valida las formas de mi desesperación.
Buscarla a partir de este rastro que apenas la nombra.
Decirla, así el dolor recomienza.
Buscarla a partir de este rastro que apenas la nombra.
Decirla, así el dolor recomienza.
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