Lo vivido ha quedado en el pecho.
Nada lo turba. Es un silencio.
Un modo de callar igual a un cuerpo.
Todos los que son yo
dicen amargamente
que han pasado los días
y únicamente ha sido eso, nada más.
Está bien. Es hora
de levantarse
y servirse otra taza,
un trago, otro cuchillo.
-David Huerta
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