Un ángel eléctrico visita la ciudad. No es rara la lluvia iluminada que por instantes cancela el baño de sombras de la oscuridad insistente. Pero nada cambia: esa herida de fuego no entorpece los pasos de los seres de la noche que escudriñan los rincones buscando tu rostro.
No los mires; acaso el tiempo los borre de tu vida.
No los mires; acaso el tiempo los borre de tu vida.
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